domingo, 11 de septiembre de 2011

Vámonos de aquí

Vámonos de aquí

lo estoy viendo aquí fuera



Ella es un árbol adherido a la baba púrpura

Él es el magma que se escapa de la boca sin lengua



Tenían razón

pero perdieron la guerra



Vámonos de aquí

todo es una pasta blanquecina

desde donde los dedos se detestan

los unos a los otros



la manhana atraviesa

la tela



y la alegría es un espamo antes del grito

porque siempre se deje la puerta entreabierta



Vámonos de aquí

la sopa está servida y se espesa

en la mesa

cuchillos, tenedores, sogas,

alambres con los que vienen a vallar nuestra silueta



Lo estoy viendo ahí fuera

cientos de hombres como trapos

que se bajan y se suben la cremallera

ráfaga de viento en los cristales

agujeros en todas las escaleras



una mano buscándose la otra



vámonos de aquí



y las dos para lavarse la sangre

de la cara

de las unhas

de la entrepierna



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Alcalá de Henares Julio 2010

Brasilia Febrero 2011

sábado, 10 de septiembre de 2011

Los niños del sueño callejero

Se oyen aun las piedras retumbar en la membrana



Alejarse o morir



Los niños estridentes con su sonajero

muestran su boca sin dientes

sus ojos infectados de sueñoo callejero



Pero yo quiero tragarme toda la noche hoy



Ya no veo

y las esquinas se han llenado de perros



Se oyen aún los disparos atravesar la memebrana

como raciones que amenazan con acabarse

cuando redoblen los timpanos

y se oxiden las campanas



Ya no veo

quisiera desnudarte para arrancarte un pedazo de pecho

Ya no veo

y los hombres absurdos agitan las hojas escritas en el viento



Lo firmaste

reclaman

y jadean


en serio,

no recuerdo ya nada en absoluto

de todo aquello



Pero los niños son tercos

quieren sobrevivir a la venganza de los esqueletos

quieren comer a todas horas

lloran gotas de coca-cola que se quedan pegadas a sus labios resecos



Te estás muriendo

estúpida

deja de ofrecerme tu boca negra y tu colección de sellos

apártate del camino

muestra un poco de respeto



Lo firmaste con tus propios dedos

lo afirmaste con tu propio cuerpo



En la hora del sonido de aristas de plata

y la lluvia de saliva

escaparemos de la poesía



y ellos se tendrán que asfixiar con sus verbos suicidas



Y los niños sólo crecerán



Y estaré ya tan lejos